Hoy en eCONEQ queremos descubrirte como, en la historia de las tecnologías derrotadas, una de las primeras víctimas caídas en desgracia fue el vehículo eléctrico. Y es que la batalla por el uso del coche eléctrico se perdió en 1935 definitivamente frente a los automóviles de combustión. No obstante, dicha guerra parece que ha vuelto a retomarse y, en la actualidad, los consumidores cada vez se decantan más por la movilidad eléctrica.
Para comprender la historia del vehículo eléctrico, es útil contextualizarlo con el desarrollo de los coches personales en general. Y es que durante el último cuarto del siglo XIX, el medio de transporte predominante continuaba siendo el caballo.
A medida que aumentaban los ingresos de las personas, la clase burguesa crecía y avanzaban las tecnologías disponibles y algunos estaban abordando experimentar con nuevas formas de transporte.
En este punto, la gasolina, el vapor y la energía eléctrica estaban disponibles, y cada uno competía por el dominio del mercado.
La tecnología STEAM estaba bien establecida en ese momento y el público en general la comprendía y confiaba en ella. Después de todo, había demostrado su valía para alimentar fábricas, minas, trenes y barcos; parecía solo una progresión natural fabricar medios de transporte más pequeños utilizando máquinas de vapor.
Los primeros vehículos eléctricos
Los primeros coches eléctricos eran una alternativa ideal a las máquinas de vapor y de combustión. Los primeros vehículos eléctricos, de hecho, encontraron un mercado muy lucrativo, especialmente para su uso en la conducción por las ciudades, pues eran perfectos para viajes cortos por la ciudad.
Uno de los primeros coches eléctricos prácticos fue creado por el inventor británico Thomas Parker alrededor de 1884. Otro ejemplo famoso de los primeros vehículos eléctricos destinado a particulares fue el Flocken Elektrowagen, que vio la luz en Alemania en 1888.
Vehículo eléctrico inventado por Thomas Parker
Thomas Edison también apoyó a los primeros vehículos eléctricos, creyendo en su superioridad sobre otras alternativas, y trabajó para desarrollar baterías de mejor rendimiento. Por su parte, Henry Ford (quien resultó ser un amigo cercano de Edison) se asoció con él alrededor de 1914 para explorar opciones para coches eléctricos de bajo costo.
Vehículo eléctrico VS Vehículo de combustión
Irónicamente, o quizás intencionalmente, el desarrollo del Modelo T por parte de Ford, específicamente su proceso de producción en masa, sería la sentencia de muerte para los primeros vehículos eléctricos. Un Modelo T que, en 1912, costaba alrededor de 650 dólares, mientras que, una alternativa eléctrica costaba casi tres veces más, alrededor de 1.750 dólares.
Modelo T1 de Ford (izquierda). Henry Ford y Thomas Edison con el modelo T1 (derecha)
Otros desarrollos en motores de gasolina, como el motor de arranque eléctrico de Charles Kettering (y el ejemplo anterior de H. J. Dowsing, en 1896), eliminaron una de las principales irritaciones de los primeros motores de combustión: la manivela.
Pero no obstante, los vehículos eléctricos recibieron su golpe de gracia cuando se mejoraron los sistemas de carreteras y se empezaron a descubrir abundantes reservas de crudo.
Modelo Porsche P1
Todos estos y otros factores contribuyeron a la caída de los vehículos eléctricos, y casi habían desaparecido alrededor de 1935. La batalla parecía estar ganada, y los siguientes 30 años los vehículos con motor de combustión dominarían el mercado… Hasta la crisis del petróleo de la década de 1970.
En eCONEQ somos especialistas en la instalación de puntos de recarga para vehículo eléctrico y luchamos para que la batalla del vehículo eléctrico que perdió en 1935 no vuelva a repetirse, animándote a dar el salto a la movilidad eléctrica, facilitándote todo el proceso. Y no olvides que, ante cualquier duda, puedes contactar por teléfono o a través de nuestro formulario con nosotros, donde contestaremos a todas preguntas a través de nuestro equipo especializado.
